La energía radiante del Sol es la principal forma de energía que recibe muestro planeta.
Esta se presenta como ondas electromagnéticas, de distinta longitud, que se pueden manifestar en tres formas: la radiación visible, la radiación ultravioleta y la infrarroja.
- Radiación visible o luz: puede ser percibida por los seres humanos y, en muchos casos, descomponerse en radiaciones monocromáticas que van del violeta al rojo. Constituye el 42% de la energía emitida por el Sol y es aprovechada en el proceso de fotosíntesis.
- Radiación ultravioleta (UV): tiene una menor longitud de onda y no puede ser percibida por las personas, aunque sí por algunos seres vivos como las abejas. Representa el 9% del total, pero es una radiación muy energética. Por lo tanto, produce la ruptura de algunos enlaces químicos y la desorganización de las moléculas, lo cual provoca alteraciones en los organismos.
- Radiación infrarroja (IR): tampoco puede ser percibida por las personas pero sí por otros seres vivos, como las serpientes de cascabel; tiene una longitud de onda mayor que la de la luz visible. Produce agitación térmica y calor, y representa un porcentaje del 49% de la energía solar total.
Para la radiación solar, la atmósfera funciona como un filtro que deja pasar ciertas ondas, de determinada longitud y refleja o absorbe a otras.
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